El vaticano
Ustedes eran gente que había sido llamada a ser la luz del mundo y a mostrar la gloria espiritual de una raza conocedora de dios.
El Padre ha trabajado durante mucho tiempo por su salvación, y el cristo bajo a vivir entre nosotros para mostrarnos personalmente el camino. Muchos hombres y mujeres de distintas culturas y religiones incluso ateos han creído en el camino hacia la sabiduría. Y ustedes, los que deberían ser los primeros en aceptar la luz de esta, se han rehusado a la revelación de la verdad de Dios revelado en el hombre y del hombre elevado a Dios.
Ustedes dicen lo que es bueno, pero no lo hacen, su pueblo sabe cómo ustedes, como dirigentes les hacen llevar pesadas cargas, pero ustedes no levantan un dedo para ayudarlos. Los han oprimido con ceremonias y esclavizado con sus tradiciones.
Ustedes sacerdotes, centrados en sí mismos, se deleitan haciendo buenas obras, de forma que sean vistas por los hombres. Hacen vastas sus filacterias y ensanchan los bordes de sus vestidos oficiales. Solicitan los lugares principales en los festines y piden los primeros asientos en las reuniones políticas. Codician los saludos y alabanzas en las multitudes y desean ser llamados santos por todos los hombres. Incluso, mientras buscan todos estos honores, toman secretamente posesión de las viudas y se benefician de los servicios del templo sagrado. Por ostentación y por hipócritas hacen largas oraciones en público y dan limosna para llamar la atención de sus semejantes.
Ustedes sacerdotes que cierran las puertas del cielo a los hombres sinceros que buscan la verdad de dios por otros medios, jactándose de que ustedes poseen los medios correctos, se reúsan entrar en la verdad y al mismo tiempo hacen todo lo que está en sus manos para evitar que entren los demás. Ustedes sacerdotes y dirigentes, Papas y cardenales dominan la propiedad de los pobres y exigen pesadas penitencias a los que quieren servir a dios, ustedes que no tienen misericordia podrán esperar la de los mundos venideros, ustedes falsos maestros guías ciegos.
Ni siquiera son consecuentes con su deshonestidad. ¿Quién es mayor: el oro o el templo? Enseñan que, si un hombre jura ante el verdadero altar que es el hombre, no significa nada. Pero si uno jura ante el oro que está ante su altar, entonces permanece como deudor. ¡Son ciegos a la verdad! ¿Quién es mayor: el regalo o el altar que santifica al regalo? ¿Cómo pueden justificar tanta hipocresía y deshonestidad?
Se aseguran de que los pobres traigan diezmos, menta y comino, pero al mismo tiempo, no se preocupan de los asuntos más importantes la elevación del espíritu hacia la sabiduría. ¡Son ciertamente maestros ciegos y sordos! Rechazan el mosquito en el plato y se tragan la mierda...
Son escrupulosos para limpiar la parte exterior de la taza y de las fuentes, pero dentro permanece la mugre de la extorsión, las violaciones la manipulación los excesos y la decepción. Son espiritualmente ciegos. Deberían entender que sería mejor limpiar primero el interior de la taza. Entonces, lo que desbordase de ella limpiaría el exterior. ¡Malvados réprobos! Hacen que los actos exteriores de su religión sean conformes a la letra mientras sus almas están empapadas de iniquidad y asesinatos.
Que puede esperarse de “El vaticano” una nación en la que los ciegos dirigen a los ciegos, ambos caerán en el abismo de la destrucción, como podrán justificar tanta hipocresía y tanta deshonestidad.
¡Falsos guías de las naciones! Adornan las tumbas de los rectos y se alagan a sí mismos diciendo que de haber vivido en el tiempo de cristo no lo hubieran crucificado, y con este pensamiento tan recto se preparan para asesinar a aquel de quien hablo cristo "El hijo del hombre" ¡Adelante, pues, y llenen hasta el borde la copa de su condena!