El dogmatismo religioso... y su extremo opuesto.

Los fieles atrapados en el dogmatismo religioso están convencidos de que si uno no tiene determinadas creencias está condenado. La ciencia, en cambio, no enseña de este modo, sino que pone a prueba sus aseveraciones a fin de corroborarlas. Así también, la religión verdadera satisface las demandas del alma mediante hechos, no mediante palabras. Decidí que nunca sería tan dogmático como para abandonar el uso de mi razón y mi sentido común. Cuando conocí a mi gurú, él me dijo: "Muchos instructores te dirán que creas; luego, apagarán los ojos de tu razón y te pedirán que sigas sólo su lógica. En cambio, yo quiero que mantengas abiertos los ojos de tu razón y, por añadidura, abriré en ti otro ojo, el ojo de la sabiduría." Mi gurú me dio una enseñanza cuya verdad pude comprobar por mí mismo. Por ese motivo seguí este sendero y nadie podría apartarme de él.

El extremo opuesto al dogmatismo es el liberalesco. ¡Lo sigue todo! Convencido de tener una mentalidad amplia, dice: "Todos los senderos espirituales son buenos; por lo tanto, no me ligaré a ninguno de ellos." Si bien se deben respetar todos los senderos, es mejor adherirse a uno en particular antes que ser una mariposa religiosa, revoloteando por doquier. Evita tanto el falso liberalismo como el ciego dogmatismo. Aférrate de forma dogmática únicamente a la sabiduría, y hallarás a Dios.

Cada esfuerzo que uno hace por Dios, Él lo tiene en cuenta. No obstante, si no se sigue un sendero científico comprobado hacia Dios, el progreso que se logra es comparable al de quien se desplaza en una vieja carreta arrastrada por bueyes. Los buscadores sinceros obtendrán cierta realización, sin importar qué sendero sigan; pero si sólo cuentan con ciegas creencias y plegarias mecánicas, les llevará muchas encarnaciones alcanzar al Señor.